Rebolledo de la Torre
San Julián y Santa Basilisa
La mayor parte de la iglesia de San Julián y Santa Basilisa de Rebolledo de la Torre es una obra del siglo XVI, aunque en la reforma que sufrió el templo se respetó todo el muro sur de la nave junto con la impresionante galería porticada románica adosada a dicho muro. En el interior esta nave meridional que aprovecha la parte románica, tiene un arco triunfal ligeramente apuntado, un corto presbiterio y un ábside de cabecera plana.
La portada es románica, pero bastante tosca. Está formada por un arco de medio punto liso, probablemente rehecho, y dos arquivoltas, la externa lisa, la interior con decoración de bolas y baquetones. La segunda descansa sobre capiteles decorados con motivos vegetales. Según consta en una inscripción en la iglesia, el Abad Domingo fue el poblador de este territorio, allá por el año 1186, época en la que el maestro Juan de Piasca realizó el pórtico románico de la iglesia.
En esta galería románica se abren 10 arcos de medio punto y una buena portada cuyos capiteles se encuentran decorados con un variado repertorio escultórico, por lo que está considerada como uno de los máximos exponentes del románico de la provincia burgalesa.
Sin duda esta galería porticada es la parte más emblemática de la iglesia, y como hemos dicho está formada por 10 arcos de medio punto que se apoyan sobre columnas de uno y dos fustes; en la parte izquierda de la portada de accedo a la galería vemos siete arcos, mientras que en la parte derecha solo aparecen tres.
En el muro que cierra por el oeste la galería se abre una ventana abocinada muy bien decorada tanto al interior como al exterior. Esta ventana al exterior aparece como un estrecho vano ajimezado rodeado por una arquivolta de medio punto que descansa sobre dos columnas cuyos capiteles presentan leones, acantos y palmetas, rodeada por un magnífico guardapolvo decorado con hojas muy carnosas. El parteluz, tiene un capitel con una cabeza monstruosa que parece engullir el fuste. En varias partes de la ventana se puede leer una inscripción de difícil transcripción.
Por el interior, la ventana muestra dos arcos polilobulados iguales que están rodeados por un alfiz en el que representa la escena del Pecado Original. Vemos a Adán y Eva en los laterales mientras en el centro aparece el árbol con la serpiente enroscada en el tronco.
La portada de la galería románica aparece en un antecuerpo y está formada por un arco apuntado liso y dos arquivoltas decoradas con motivos vegetales. La interior apoya en dos columnas acodilladas con capiteles ornados con leones de larga melena y un dragón barbado que se enfrenta a un león. Al frente se encuentran dobles columnas con capiteles corridos en los que aparecen una sirena, dragones enlazados o un combate de centauros.
En los capiteles que sustentan las columnas de la galería vemos diferentes motivos, tanto vegetales, geométricos, historiados y figurados. En ellos podemos apreciar, en el machón izquierdo; motivos vegetales con hojas de acanto enrolladas; otro también vegetal, con dos filas de hojas carnosas vueltas y un pequeño dragón en el centro de la cesta.
Le sigue una representación del avaro que aparece desnudo, con barba y larga cabellera, y con la bolsa colgada del cuello, vemos también la figura del diablo.
En la otra parte del capitel se reproduce la muerte del avaro, tumbado en un lecho y cubierto por ropajes que solo nos permiten ver la cabeza y un brazo. En la esquina vemos la figura de su esposa que llora desconsolada.
Vemos seguidamente dos pares de grifos rampantes afrontados, con el cuello vuelto; una representación del pesaje de las almas o Psicostasis, con San Miguel, el diablo y la balanza y en uno de los platillos vemos representada un alma en forme de personaje desnudo y que el demonio intenta hacer caer hacia su lado.
Le sigue una cabeza monstruosa de cuya boca salen tallos entrecruzados de los que brotan hojas de acanto. Podrá ser una representación del Green Man. Continúa un capitel decorado con motivos vegetales de acantos de puntas curvadas.
Pasando ya a la zona de la derecha, vemos un combate entre dos jinetes, con cota de malla, escudo y lanza. El caballero de la derecha introduce su lanza en el yelmo del contrario, que tiene su lanza rota. Tiene un buen cimacio decorado con leones afrontados.
Sigue una representación de grifos barbados y afrontados. Al oeste de este capitel vemos un guerrero con cota de malla luchando contra un dragón que muerde su escudo, con cierta similitud del que vemos en el claustro de Santillana y en el tímpano de Santa María de Yermo, ambas de Cantabria.
Continúa con un capitel que representa una lucha entre animales fantásticos, entre los que se ven un grifo rampante afrontado a un basilisco, y ambos están. Por último una representación de Sansón desquijarando al león. En el frente del capitel vemos al mítico Sansón, cabalgando al león al que abre sus fauces con las dos manos, mientras que un personaje sentado sujeta la cola del león
La cornisa de la galería está decorada con dos cintas perladas entrecruzadas y con flores cuatripétalas inscrita en su interior. Cuatro capiteles coronan las dobles columnas en las que apoya el alero, todos con magnífica talla; el del muro oeste se decora con palmetas de abultados cogollos en sus puntas; en el primero del muro sur se representa la escena del Sacrificio de Isaac, donde vemos a la izquierda el ángel portando un cabrito y deteniendo el brazo de Abraham, dispuesto a sacrificar a su hijo que aparece a su lado arrodillado.
Los otros dos capiteles de este muro son vegetales, el primero casi idéntico al del muro oeste con motivos vegetales y el otro, también vegetal, decorado con tallos entrelazados que surgen de las fauces de tres felinos. En el chaflán del ángulo sobre la columna de la esquina, aparece una máscara monstruosa que parece que se traga el fuste.
Los canecillos que soportan la galería aparecen decorados también con motivos vegetales, animales fantásticos, y músicos. Destacan entre todos los siete que podemos ver por encima del cuerpo resaltado de la portada, donde vemos un personaje sedente con un libro, dos arpías encapuchadas, uno vegetal, un músico tocando la viola con arco, otro músico tocando un arpa.
Sin duda se puede considerar esta iglesia de San Pedro de Tejada situada en lo más alto del pueblo de Puente Arenas como la joya del románico burgalés. La historia de San Pedro de Tejada actual la podemos remontar a las primeras décadas del siglo XII, cuando pertenecía al monasterio de “Sancti Petri de Tegiada” fundado en el año 850 y que en 1011 será absorbido por el gran monasterio de San Salvador de Oña. La iglesia es el único resto conservado.
Aunque el abad Domingo comenzó la construcción de la iglesia se cree que la obra más importante de las dependencias del monasterio de Silos, o sea, su maravilloso claustro las comenzó el abad Fortunio, sucesor de Domingo. Parece que en una primera época se levantaron las galerías norte y este en las que participó el taller que comenzó las obras y que hasta mediados del siglo XII no se continuó este claustro y se varió su planteamiento, pues se prolongó con dos arcadas más la galería norte y se completaron las galerías sur y oeste, por lo que ahora vemos un claustro de dos galerías de catorce arcos y otras dos de dieciséis.
El conjunto descansa sobre tres pares de columnas coronadas por
capiteles decorados con motivos vegetales, como hojas, palmetas y frutos.
En el muro occidental destaca una ventana abocinada con doble arquivolta con motivos de dientes de sierra cubierta por un guardapolvo ajedrezado, que apoyan en un par de columnillas que presentan capiteles decorados con aves.
La iglesia parroquial de Santa María la Mayor de Escalada está ubicada en lo más alto del pueblo y aún conserva restos de su primitiva fábrica es de estilo románico. El origen de su construcción data de finales del siglo XII. Se compone de una única nave con espadaña a los pies que hoy en día se ha convertido en una torre.
Vemos un personaje con los pies encadenados, un basilisco o anfisbena alada con una cabeza en la cola, arpías con gorro frigio, guerreros con escudo, la representación del Agnus Dei sosteniendo con su pata derecha una cruz patada, motivos vegetales, etc.
En el interior de este templo nos encontramos con sorpresas muy interesantes, como una gran imagen sedente de la Virgen sin el Niño, y un buen medio relieve, aunque algo tosco a mí entender, con la Adoración de los Reyes Magos en el que vemos a San José sentado en una silla y con un gesto ausente para no variar.
Por el exterior destaca la magnífica colección de canecillos y esa extraña arquivolta con las cabezas simbólicas humanas que no representan a nadie en concreto, son simplemente cabezas sin identidad y están rodeadas de serpientes y de ahí la inquietud que provocan.
Ademas en el interior podemos ver el magnífico Museo de Arte Sacro, en el que están expuestas diversas tallas y lienzos de famosos artistas, entre ellas se encuentran un magnífico Calvario, una talla de San Jerónimo y el retablo Santiago.Matamoros del siglo XVII.
Esta portada románica que podemos admirar hoy en el parque del Paseo de la Isla de Burgos procede de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Llana de Cerezo de Río Tirón. La parroquia fue cerrada a finales del siglo XVIII y el edificio abandonado.
La portada tuvo más suerte y en 1931 fue rescatada por las autoridades cuando se encontraba en un almacén de Vitoria, ya completamente embalada y colocada en cajas de madera debidamente numeradas para su envío al Puerto de Bilbao desde el cual se trasladarían a América.
Al año siguiente se trasladó al Paseo del Parque de la Isla de Burgos donde fue montada y restaurada, aunque parece que esta restauración no fue demasiado afortunada según afirman algunos expertos que dicen que en vez de restaurarla lo que hicieron fue destrozarla.
El ábside por el exterior es una verdadera joya románica por ser único en su estilo con doble arcada superpuesta que lo recorre por su exterior. Está considerado como uno de los más originales ábsides de todo el románico castellano, aunque su estilo ya sea de un románico tardío.
En la arquería inferior vemos que sus arcos muestran un perfil bastante apuntado que apoyan en dobles columnas de fuste monolítico y con una moldura de dientes de sierra. Sus capiteles se decoran con distintos motivos vegetales, como racimos, pero también podemos ver algunos animalísticos.
San Pedro de Tejada
Puente Arenas
La iglesia consta de una sola nave de tres tramos con cabecera compuesta por presbiterio y ábside semicircular. La torre, construida sobre el falso crucero se articula en dos cuerpos por medio de una moldura de baquetón.
En el cuerpo inferior se abren dos arcos ciegos de medio punto muy sencillos en cada lado, pero no ocurre lo mismo con los del cuerpo superior, donde vemos en cada lienzo dos extraordinarios arcos geminados separados por bellas semicolumnas coronadas con capiteles decorados con motivos vegetales y entrelazos.
El ábside semicircular se cubre al interior con bóveda de horno y por el exterior el semicírculo se divide en tres calles más el presbiterio, por medio de contrafuertes que terminan rematando en la cornisa por medio de columnas coronadas por capiteles. Construido en buena sillería este ábside se divide horizontalmente en dos cuerpos por medio de una imposta de ajedrezado que también enmarca el guardapolvo de las cinco ventanas.
Destaca la ornamentación escultórica que se distribuye en los más de ochenta canecillos que recorren las cornisas de la iglesia y en los numerosos capiteles que vemos tanto en la portada como en las distintas ventanas, la torre y las columnas que ayudan a sustentar los aleros.
En el muro occidental se abre en un antecuerpo rematado por tejaroz, una bella portada de medio punto con arquivoltas decoradas con baquetones y escocias con bolas y rosetas y sogueados. Corona el conjunto un guardapolvo de ajedrezado y por abajo un par de columnas a cada lado con fuste cilíndrico apoyan a unos sencillos capiteles vegetales y cimacios también de ajedrezado.
En el tejaroz podemos ver ocho canecillos donde se representa al Tetramorfos acompañado de cuatro ángeles alados. En el centro se representa al Pantocrátor con Cristo envuelto en mandorla y con los brazos extendidos.
En las enjutas de la portada vemos un apostolado compuesto por tres parejas de apóstoles a cada lado. Bajo este apostolado encontramos a ambos lados otros dos relieves, que representan, el izquierdo a la Última Cena en el que solo aparecen representas tres figuras, en el centro vemos a Jesucristo y rodeándole a dos de sus discípulos, Juan que se recuesta en su regazo y Judas que parece coger un pez del plato.
Al margen de los relieves que hemos visto ya en la fachada occidental, los escultores que trabajaron en San Pedro de Tejada nos dejaron una colección de canecillos y capiteles, sobre todo los de la cabecera muy importante, por el extraordinario labrado en todos sus elementos.
Como es imposible hacer una descripción detallada de toda la decoración que encontramos en los canecillos y capiteles exteriores, vamos a relacionar algunos en los que hallaremos los habituales animales del bestiario, aunque especialmente los reales (águilas, leones, ciervos, cabras, lobos, perros, incluso un mono). También podemos ver animales fantásticos como dragones, arpías, grifos, etc.
Entre las representaciones humanas, nos encontramos con varios músicos con diferentes instrumentos como arpas y fídulas, una mujer con un niño, monjes con libros, varios clérigos, un obispo con su báculo y bendiciendo, una pareja mostrando su sexo, un anciano apoyado en una Tau, una mujer a la que unas serpientes muerden los pechos, sansón desquijarando el león, etc.
Vemos también tres canecillos representando una escena completa del Pecado Original. En uno podemos ver a Adán, en otro a Eva y en el tercero a Eva.
También es rica en representaciones la colección de capiteles que coronan las columnas de la cabecera, pues nos encontramos con diversos animales, varios músicos con fídula y cuerno y uno en que aparece un sacerdote con dos leones. Destaca el que muestra a Dalila cortándole el cabello a un dormido Sansón.
Monasterio de San Quirce
Monasterio de San Pedro de Arlanza
En el pueblo burgalés de Hortigüela nos encontramos con las evocadoras ruinas del que fuera uno de los monasterios más importantes de Castilla, ubicado en un bello paraje junto al río Arlanza. Este monumental monasterio, o más bien diríamos, lo que queda del cenobio que fundara allá por el año 912 Gonzalo Fernández, padre de Fernán González está considerado como la "Cuna de Castilla" y uno de los monasterios más impresionantes de la Castilla condal. Al valor artístico e histórico hay que añadir su soberbio emplazamiento en los rocosos y majestuosos cañones excavados en la roca por el río Arlanza, en plena Sierra de las Mamblas burgalesas rodeado de encinas y sabinas.
El origen histórico de San Pedro de Arlanza tenemos que buscarlo en los muchísimos eremitas que poblaban las numerosas cuevas que se encontraban en estos cañones del Arlanza y que abandonaron la vida eremítica que sin duda llevaban para convertirse en monjes de un monasterio. El primer templo perteneciente a este monasterio sin duda debió ser el edificio prerrománico que conserva algunos elementos del siglo X y que hoy denominamos como ermita de San Pelayo o San Pedro del Viejo.
Se situaría en los últimos años del siglo IX o principios del X, a partir de una cueva natural cercana, sobre la cual se construyó esta pequeña iglesia que reagruparía a los eremitas de la zona donde según la leyenda un jabalí perseguido por el conde Fernán González durante el transcurso de una cacería se refugió en la cueva en la que se encontraban tres ermitaños a la cabeza de los cuales se encontraba Pelayo.
Por otra parte, según una leyenda perpetuada desde los inicios del siglo XVI, el monasterio se remontaría a época visigoda, habiendo sido fundado por Recaredo. Su existencia durante ese periodo se justificaba, por el hecho de que acogería los restos del rey Wamba, llegándose a mostrar su supuesto sepulcro con una inscripción alusiva. Algunos especialistas señalan que el monasterio fue destruido tras la invasión musulmana (748) y que los monjes se refugiaron en las cuevas de los aledaños
La antigua iglesia se empezó a construir en el año 1080, según consta en una inscripción hoy desaparecida, de la que actualmente sólo podemos contemplar sus ruinas. En ellas el tiempo ha ido esculpiendo a cincel sus huellas de siglos enigmáticos y legendarios.
Estas ruinas arquitectónicas nos invitan a evocar la historia que algún día albergaron estos muros. Esta nueva edificación, ya de estilo románico pleno, aprovecharía los muros laterales del antiguo templo prerrománico, pero construyendo una nueva cabecera, al nuevo estilo románico.
Hoy, en perfecta armonía con el paisaje del entorno conviven los restos de claustros, dependencias monacales, numerosos arcos, pilares gigantescos, ventanales, la torre, ábsides semicirculares, la torre… con el transcurso lento de las aguas del río vecino.
El espectacular campanario que se alza en uno de los costados del templo es otra de las bellezas de este monasterio y que se levantó sobre la antigua sacristía. La torre se articula en dos cuerpos de los que el inferior data de comienzos del siglo XIII y en él se abren varios ventanales de arcos apuntados, mientras que el cuerpo superior o campanario es bastante posterior, del siglo XVI.
Es de destacar la extraordinaria torrecilla adosada que en su interior lleva una escalera de caracol para acceder a los pisos superiores. Está construida toda de sillería y en ella podemos observar una buena colección de marcas de cantero.
Es de destacar la extraordinaria torrecilla adosada que en su interior lleva una escalera de caracol para acceder a los pisos superiores. Está construida toda de sillería y en ella podemos observar una buena colección de marcas de cantero.
En un espacio del costado meridional de la iglesia se encontraba el claustro románico con reformas góticas hasta que fue reemplazado por el actual renacentistas a finales del siglo XVI. Es una construcción de claras reminiscencias herrerianas, compuesta de dos pisos, aunque inacabado pues le falta la galería este y la cubierta del segundo piso. En el centro había una fuente que fue trasladada en 1933 al Paseo de la Isla de la capital burgalesa.
El claustro nuevo menor debió ser construido poco después del mayor a mediados del siglo XVI. Tiene forma trapezoidal y es bastante más pequeño que el claustro procesional. Este pequeño claustro tiene la particularidad de que es el centro hay plantado un enorme abeto que oscurece este espacio
El monasterio estuvo habitado hasta 1841 por monjes benedictinos, pero ese mismo año debieron abandonarlo debido a la controvertida desamortización de Mendizábal, que fue llevada a cabo sin ningún orden ni control, por lo que fue aprovechado por los ladrones y expoliadores para dejar el monasterio como un solar. Las propiedades del monasterio habían pasado al Estado, que no dudó en profanar las tumbas y vender el monasterio con las propiedades que le rodeaban.
Hacia mediados del siglo XX, a la ruina irreparable del monasterio, vino a sumarse la amenaza de su desaparición total. En el valle se proyectó la construcción de un pantano, lo que obligó a plantear la posibilidad de un traslado total del monasterio, aunque finalmente se desechó esta obra y las ruinas pudieron continuar en su ubicación actual.
Los Ausines
Tan mal lo debió pasar el conde Fernán González en su lucha contra los musulmanes que tras una de sus victorias y en muestra de agradecimiento decidió levantar un templo en honor de San Quirico y Santa Jovita en un valle rodeado de encinas cerca de Hontoria de la Cantera.
¿Cuántas veces nos ha ocurrido que los monumentos que más valoramos son los que tienen más difícil acceso para poder visitarlos? ¿Cuántas veces hemos elevado a los altares alguna joya que pasaría casi desapercibida entre los verdaderos amantes del románico, solo por ser casi imposible su acceso?
Desde luego, el monasterio o abadía de San Quirce, situada en una finca particular cerca de Hontoria de la Cantera, puede ser alguno de los ejemplos junto al de Santa Eufemia de Cozollos en la vecina Palencia que el pasar a manos privadas ha sido una verdadera bendición. He visto diversas fotografías de cómo era la abadía en tiempos de la desamortización de Mendizábal, cuando los progresistas llegan al poder y Mendizábal pretende aumentar la riqueza del país e inicia un proceso de desamortización que va a afectar a los bienes de la iglesia.
Completamente en ruinas, todo en completo abandono, con las bardas campeando por todos sus muros, los relieves desgastados… en fin, una verdadera y humillante ruina. San Quirce fue pasando de mano en mano hasta que en 1982 la finca fue vendida a D. José Antolín Toledano y éste la traspasó a una empresa de su propiedad en 1990.
La visión que tenemos ahora de este monasterio que sin duda es uno de los más maravillosos ejemplares de todo el románico castellano y peninsular, nos deja con la boca abierta a todos los que como nosotros tuvimos el privilegio de poder pasar toda una mañana contemplando y fotografiando este singular monasterio y su pequeña y encantadora iglesia donde hace siglos los monjes dedicaban sus rezos.
¿Y todo gracias a quién? A las denostadas políticas de privacidad, que en esta ocasión han servido para transformar unas venerables ruinas en un esplendoroso monasterio rodeado del más maravilloso entorno que te puedes imaginar.
Gracias a la amabilidad del propietario, que nos atendió maravillosamente pudimos disponer a nuestro antojo de todo el monasterio y disfrutar de una maravillosa experiencia. Cuando llegas enseguida te das cuenta de la armonía de su conjunto, aunque para mi gusto desentona bastante esa gran torre construida en el siglo XVII, sobre todo la balaustrada y las gárgolas del cuerpo superior. Lo que más te llama la atención es la bóveda de la cabecera con su cubierta formada por escamas que hacen de ella un ejemplar casi único, de clara influencia oriental.
La portada del oeste, única que tiene actualmente acceso a la iglesia, es uno de los mejores elementos de este conjunto. Consta de cuatro arquivoltas de medio punto y chambrana ajedrezada. Su variado repertorio iconográfico magníficamente tallado en capiteles, canecillos, metopas y enjutas no tiene parangón dentro del románico castellano. Vemos escenas del Antiguo Testamento junto a relieves de tipo profano, como la representación de Adán y Eva, la Expulsión del Paraíso, las ofrendas de Caín y Abel, la muerte de Abel.
En las metopas vemos una muy original, un personaje en extraña postura haciendo sus necesidades con una inscripción que expone la inmundicia de su vida “IO CAGO”; también vemos a Abel apoyado en un cayado y cuidando de un rebaño de ovejas y cabras; a Caín con un arado y una pareja de bueyes; un gallo; una lucha, etc.
La portada norte, que sería la que daba acceso al claustro tiene otra buena colección de relieves la mayoría con la identificación de los personajes. Está ligeramente adelantada del muro y se abre por medio de cuatro arquivoltas de medio punto. Podemos ver en una de las enjutas una representación del Pantocrátor, o Cristo en Majestad en actitud de bendecir rodeado por el Tetramorfos o la representación de los cuatro evangelistas, por medio del ángel, el águila, el león, y el buey.
También observamos en el friso superior un conjunto de canecillos que forman un apostolado con la inscripción de la mayoría sus nombres; tres ángeles que deben de representar a los Arcángeles, San Miguel, San Gabriel y San Rafael, donde el primero alancea al dragón. Así mismo aparecen las escenas de la Anunciación en los que a los personajes les falta la cabeza y la Visitación representada por dos mujeres abrazándose mientras una tercera porta una palma.
Cuando entramos al interior quedamos sorprendidos por la gran altura de la nave y la cabecera que no se corresponde con el pequeño ábside que vemos por el exterior. Destaca la calidad de la escultura de sus capiteles, sobre todo los del crucero y de la cabecera. Volvemos a ver escenas del Antiguo Testamento como el Pecado Original y la consiguiente expulsión del Paraíso de Adán y Eva; la historia de los hermanos Caín y Abel; Noé con el Arca...
Así mismo, vemos una representación del Sacrificio de Isaac, con Abraham sujetando a su hijo Isaac y con el puñal en la mano derecha. Junto a ellos un ángel con un carnero. En el arco toral vemos la escena de Sansón desquijarando al león y un personaje barbado sujetando por el cuello a dos águilas que bien podría ser una representación del “señor de las bestias”.
Por último podemos contemplar un estupendo calvario en el ábside. Aquí tenemos algunas controversias, pues mientras algunos autores dicen que es completamente románico otros sin embargo nos dicen que sólo el Cristo es de esa época y que las figuras de San Juan y María que lo acompañan vinieron posteriormente de algún lugar desconocido.
Monasterio de Santo
Domingo de Silos
Aunque no hay pruebas documentales del hecho se cree que este monasterio ya existía en época visigótica y debía tratarse de una edificación que habría combinado la vida eremítica con la cenobítica, con eremitorios dispersos por el valle. Si algún día existió una iglesia visigótica no se ha podido recuperar ningún resto significativo de ella y todo ello habría acabado a principios del siglo VIII con la invasión árabe.
En el siglo X, cuando aún se llamaba San Sebastián de Silos, y en especial en el periodo de gobierno del conde Fernán González, vuelve a resurgir esta comunidad monástica alcanzando una extraordinaria actividad, pero eran los tiempos de Almanzor y esta pujanza decae nuevamente bajo las razias del caudillo musulmán que hizo sufrir los efectos destructivos de sus ataques que dejó el lugar en la más completa ruina.
En el año 1002 cuando murió Almanzor se recobra la serenidad, pero el monasterio ya se encuentra maltrecho y arruinado. Así pasaron varios años hasta que en el 1041 llegó Domingo, el prior del monasterio de San Millán de la Cogolla, a refugiarse en Castilla huyendo del rey de Navarra.
El abad Domingo en muy bien recibido por Fernando I, rey de León, que le propone restablecer el antiguo monasterio de Silos que estaba bajo la advocación de San Sebastián. Domingo llevó a cabo una tarea muy importante, tanto en la restauración física del monasterio, como al impulso dado a la vida monástica. Es nombrado abad de Silos y, en treinta y dos años, con su ímpetu restaurador levanta Silos en sus edificios y en su comunidad.
En ese momento se inició una larga época de esplendor y el monasterio se hizo muy famoso e influyente, por lo que después de la primera iglesia visigótica y de la segunda mozárabe, en Silos se levantó una nueva iglesia románica compuesta de tres naves con transepto, y con cabecera de tres ábsides orientada al este, que junto con los dos absidiolos que se abrían en los brazos del transepto hacían una cabecera de cinco ábsides.
Aunque se habla de la presencia del sepulcro o, incluso, del cenotafio del santo, lo que verdaderamente podemos ver en el claustro de Silos es la tapa del sepulcro de Santo Domingo, obra que tiene esculpido el cuerpo yacente del santo, que porta el báculo abacial y un libro en sus manos. Esta tapa del sepulcro apoya sobre unos pies decorados con figuras de leones.
En el siglo XIX, como la iglesia románica se había quedado demasiado pequeña para el culto, ésta fue derribada y sustituida por una edificación con planta de cruz griega claramente barroca que es la que hoy podemos contemplar. Del primitivo templo románico sólo se salvó la puerta de las Vírgenes y por suerte, la falta de recursos económicos salvó al claustro del mismo final que la iglesia.
Esta Puerta de las Vírgenes se conserva en muy buen estado. Muestra una estructura muy abocinada, con el vano rodeado por un arco de tradición mozárabe. Las arquivoltas son de medio punto y descansan sobre unas columnas con fustes muy ornamentados y capiteles iconográficos.
La tan denostada desamortización de Mendizábal en 1835 hizo que se interrumpiera la vida monástica en Silos y ello dio lugar al consiguiente expolio de gran parte de sus riquezas documentales y artísticas. Por fin en el año 1880 llega una nueva comunidad de monjes benedictinos a Silos procedentes de la abadía francesa de Ligugé con el monje Ildefonso Guépin al frente, que fueron los encargados de dar nueva vida a este monasterio. Guépin, salvó a Silos de la catástrofe total al elegir las ruinas silenses como su refugio.
Aunque el abad Domingo comenzó la construcción de la iglesia se cree que la obra más importante de las dependencias del monasterio de Silos, o sea, su maravilloso claustro las comenzó el abad Fortunio, sucesor de Domingo. Parece que en una primera época se levantaron las galerías norte y este en las que participó el taller que comenzó las obras y que hasta mediados del siglo XII no se continuó este claustro y se varió su planteamiento, pues se prolongó con dos arcadas más la galería norte y se completaron las galerías sur y oeste, por lo que ahora vemos un claustro de dos galerías de catorce arcos y otras dos de dieciséis.
El elemento sin duda más importante de este monasterio, es su claustro de doble planta, de las que la inferior debió levantarse entre finales del siglo XI y comienzos del XII, mientras que el superior es obra de finales de este mismo siglo. Cada fase puede ser atribuida a un diferente taller con maestros también diferentes: las tallas del primero son de poco relieve y escaso movimiento, sin embargo las figuras del segundo taller denotan mayor realismo.
En la contemplación de este claustro debemos fijarnos primeramente en los seis bajorrelieves del primer maestro, comenzando por el ángulo noreste, por donde probablemente se comenzó a construir el claustro: En ellos vemos las representaciones de La Ascensión, Pentecostés, El Entierro y la Resurrección, El Descendimiento, Los Discípulos de Emaús, y la Duda de Santo Tomás.
La duda de Santo Tomás es posiblemente el más famoso de todos los relieves del claustro. vemos Jesús que levanta su brazo derecho mientras Tomás pone el dedo en la llaga. El resto de apóstoles se ubican al lado contrario de la escena.
Los capiteles, sobre todo los tallados por el segundo maestro nos muestran verdaderas obras de arte de la iconografía románica y son los más admirados de todo el claustro. Representan unos temas muy variados, donde podemos ver desde escenas bíblicas o evangélicas, hasta capiteles figurativos con una gran variedad de animales fabulosos como grifos, arpías, leones, centauros, aves quiméricas y una gran variedad de motivos vegetales.
En una antigua sala del monasterio de Silos podemos contemplar una colección muy importante de obras de arte relacionadas con el mismo, desde pintura, orfebrería, escultura y esmaltes, o el tímpano de una de las antiguas portadas de la primitiva iglesia románica.
En el Museo de Burgos tenemos la oportunidad de contemplar una magnífica obra que se conserva del taller de esmaltes que hubo en el monasterio de Santo Domingo de Silos. Se trata de la “Urna de Santo Domingo” también conocida como “Frontal de Santo Domingo” y fue realizada entre los años 1165 y 1170 para cubrir el modesto sepulcro del santo hecho en piedra.
Para completar la visita la visita al claustro es imprescindible admirar su espléndido artesonado mudéjar y algunos tramos de suelo con preciosos dibujos hechos con cantos de río, y como no, ese famoso ciprés plantado en 1882 que es la admiración de todo visitante y hasta los poetas le han dedicado sus mejores versos. Destacamos unas estrofas del poema del monje de Silos, Fray Justo Pérez de Urbel y de nuestro paisano Gerardo Diego. El de Fray Justo en su libro “In terra pax” dice así:
Silencioso ciprés, cuya negra silueta,
como un dedo gigante me señala una meta
allá lejos, muy lejos...: un palacio de bruma
una isla de oro, una ilusión de espuma,
la sombra imperceptible de una forma querida
Por su parte, el poeta montañés Gerardo Diego dedicaba estos versos al ciprés:
Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.
Mástil de soledad, prodigio isleño,
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.
Sasamón
Santa María la Real
Sasamón es una pequeña localidad a poco más de treinta kilómetros de Burgos, ubicada en la comarca de Páramos muy cerca del Camino de Santiago, que ya contó con un asentamiento celtibérico y después romano, la Segisama Julia. Desde aquí dirigió Cesar Augusto la guerra contra los cántabros a finales del siglo I aC.
Durante algunos años de los siglos XI y XII fue sede episcopal, establecida por Sancho II el Fuerte, aunque a comienzos del XII ya hubiera desaparecido, entregada por Alfonso VII de Castilla a la Catedral de Burgos. Así, la impresionante iglesia de Santa María la Real presenta las lógicas dimensiones de una sede episcopal que en la actualidad, resultan extrañas.
El templo que hoy podemos contemplar fue construido cuando ya no era sede catedralicia, está rodeado de un amplio atrio, al que se accede por un arco construido en el siglo XVII.
El origen de Santa María la Real fue una primitiva iglesia tardorrománica construida sobre el año 1200, de la que todavía se conserva la fachada occidental, en la que se abre una portada románica con arquivoltas apuntadas, decoradas con baquetones, escocias y dientes de sierra que descansan sobre tres columnas encapiteladas a cada lado. Estos capiteles llevan decoración de arpías y motivos vegetales.
A mediados del siglo XIII se amplió esta iglesia románica amoldándola a los gustos góticos, y de esa época es la portada que se abre el crucero de la Epístola, que está muy relacionada con la Puerta del Sarmental de la catedral de Burgos.
Está compuesta por tres arquivoltas, la más interna presenta una magnífica colección de ángeles músicos y en las otras dos aparecen los Veinticuatro Ancianos del Apocalipsis tocando o afinando sus instrumentos. El tímpano representa a Cristo en Majestad mostrando el Libro de la Ley rodeado del Tetramorfos y también de los evangelistas escribiendo sus respectivos libros.
En el dintel podemos contemplar un Apostolado completo, todos sedentes y bajo arquerías lobuladas, portando cada uno un libro en sus manos.
El parteluz está ocupado por una Virgen con el Niño en brazos, en actitud de bendecir y ambos coronados.
Sasamón * Arco de San Miguel de Mazarreros
Los orígenes de Mazarreros tienen mucho que ver con el asentamiento
de los romanos en esta villa de Sasamón,
Aquí existió una villa romana con un pequeño templo en donde se halló
una inscripción dedicada a Quintia Terencia.
En este mismo enclave se asentó en el medievo la aldea de Mazarreros,
cuyo núcleo creció al amparo del
Monasterio de San Miguel que se construyó a finales del siglo XI, cuando se le
concede al obispo de Sasamón el monasterio de San Miguel de Mazoferrario, en
documento del año 1068; “in Maçoferrario concedo monasterium S. Michaelis”
Debido al poderío económico
del monasterio cisterciense,
motivó que, en el siglo XIII, según consta en una escritura, Mazarreros
fuese elegido cabeza de un Arciprestazgo, lo que permitió a los monjes ampliar
las instalaciones y reconstruir un templo de gran envergadura.
Sin embargo, por causa de las crisis que asolaron Castilla, durante
el siglo XV, su importancia fue decayendo,
y a inicios del siguiente siglo los
monjes abandonaron el monasterio y su marcha y la de los habitantes del pueblo hacia Sasamón motivó que
monasterio y templo fueran desmantelados.
Se sospecha que algunos elementos de la colegiata de Santa María de
Sasamón pueden proceder del templo de San Miguel de Mazarreros.
Por si esto fuera poco la invasión napoleónica dejo asolada la
estructura del monasterio y la desamortización de Mendizábal en el siglo XVIII
terminó por arruinarlo y desde entonces el destino de San Miguel de Mazarreros
ha sido el de servir de cantera del pueblo.
Hay hasta una leyenda sobre el desaparecido monasterio, se dice que
aquí había una cripta desde la que partía un pasadizo subterráneo que permitía
llegar hasta la colegiata de Santa María de Sasamón y hasta las casas de los
Templarios. ¿Hubo alguna vez templarios en Sasamón?
Actualmente, en el lugar que ocupó el monasterio sólo podemos ver
un extraño arco, al extremo de un inmenso campo de cereal rodeado de hierbajos
y cardos que rodean a este arco que parece la portada de un importante templo
medieval. Esta extraordinaria portada combina los estilos románico y gótico y
todavía podemos observar la decoración de alguno de sus capiteles, aunque la
mayoría están en muy mal estado, muy erosionados.
Pero así todo nos quedamos profundamente impresionados con esta evocadora ruina de la que todavía podemos
contemplar sus siete arquivoltas y una deteriorada chambrana. Parece una puerta que le han puesto al campo.
Palacios de Benaver
Monasterio de San Salvador
Según cuenta una historia teñida de leyenda esta impresionante imagen fue hallada milagrosamente enterrada en un campo de por el Conde Garci-Fernández en la segunda mitad del siglo X, concretamente antes de 968, año en que fue reconstruido el monasterio tras ser asolado en una de sus razias por las huestes musulmanas al mando de Almanzor.
Este crucificado, que llama poderosamente la atención por sus grandes ojos y su enorme tamaño (2,76 metros de altura, 2,23 metros de ancho y en torno a 40 centímetros de fondo), siempre ha gozado de una gran fama de milagrero.
La comunidad de religiosas benedictinas que conservan este crucifijo en la iglesia del monasterio de San Salvador, en Palacios de Benaver, le denominan cariñosamente "el Cristo de los Ojos Grandes", cuyas considerables dimensiones le distinguen como uno de los crucifijos románicos de más grandes entre los que aún se conservan en el románico peninsular.
Aunque no está documentado y se le ha venido datando a finales del XII, hay expertos que opinan que sus autores le dieron forma entre finales del siglo XI y principios del XII, siguiendo las pautas del románico del momento.
El Cristo de Palacios de Benaver ofrece rigurosamente todas las peculiaridades de la iconografía románica de origen bizantino que, presenta a Cristo como un ajusticiado en la cruz, con la ausencia de padecimiento.
Este crucifijo fue objeto de una formidable restauración integral en el año 2007 que ha permitido recuperar su policromía original, incluidas las pinturas aparecidas en el reverso de la cruz. Hoy día se puede contemplar el crucifijo en una de las capillas de la iglesia con un aspecto muy próximo al original.
La imagen está compuesta por el cuerpo de Cristo, superpuesto a través de los clavos a una ancha cruz de madera de haya, siguiendo las formas implantadas en el románico a partir del siglo XI: sin ninguna expresión de dolor, manteniendo la cabeza erguida y mirando al frente con los ojos abiertos. Su cuerpo tiene una disposición vertical, con los brazos rectos y en posición horizontal y los pies paralelos, que son la típica representación de la crucifixión con cuatro clavos.
Una de las mayores peculiaridades del Cristo de Palacios de Benaver es que podemos ver en el anverso y reverso de la cruz varias pinturas aparecidas en la restauración en las que destaca la figura del Agnus Dei, con la representación de un cordero portando una cruz.
San Pantaleón de Losa
Para los que somos fervientes admiradores de las leyendas de
Templarios y el Santo Grial, encontramos en esta comarca de Las Merindades un cúmulo
de casualidades que aunque parece demostrado que el Grial nunca estuvo por esta
zona, algunos se aferran a que quizá no se tratara de un objeto físico, que
quizá solo fuera algo simbólico.
Muy cerca de San Pantaleón de Losa, se encuentra la aldea de
Criales, de etimología cercana a <<griales>>, al pie de la Sierra de la Magdalena vemos la
enigmática iglesia de Santa María de Siones y también muy cerca, la iglesia de
San Lorenzo de Vallejo de Mena. Pero no
acaban aquí las casualidades porque la Peña Colorada, ese atolón sobre el que
se ubica de ermita de San Pantaleón, está situado frente a la Sierra
Salvada. Parece evidente que el conjunto
formado por San Pantaleón de Losa, Criales, San Lorenzo de Vallejo y Santa
María de Siones por sí solos tienen la suficiente fuerza para alimentar esta
misteriosa leyenda.
Como hemos dicho la ermita de San Pantaleón de Losa se encuentra
enclavada en uno de los parajes más enigmáticos del valle, en el atolón de la Peña Colorada. Pequeña y misteriosa. Así es
esta ermita enclavada en el maravilloso valle de Losa, pero tiene una pequeña
dificultad, que si quieres visitarla debes subir por una buena pendiente de
cerca de un kilómetro.
Pero la satisfacción que
sientes cuando estás frente a ella te hace olvidar el largo y costoso
paseo. Cuando llegas lo primero que te
sorprende es su portada, con la presencia de un enorme atlante.
Es impresionante la figura que podemos ver en la columna exterior de la parte izquierda cuyo fuste ha sido sustituido por una misteriosa estatua columna que representa a un personaje con barba y pelo largo. Con las dos manos sujeta una especie de saco o manto que pende de su hombro desnudo izquierdo. Viste un simple faldellín.
Es impresionante la figura que podemos ver en la columna exterior de la parte izquierda cuyo fuste ha sido sustituido por una misteriosa estatua columna que representa a un personaje con barba y pelo largo. Con las dos manos sujeta una especie de saco o manto que pende de su hombro desnudo izquierdo. Viste un simple faldellín.
Muchas conjeturas y diversas
interpretaciones se han hecho sobre quien puede ser este personaje. La mayoría se inclina porque esta estatua
representa a Sansón, si nos atenemos a las esculturas que aparecen por encima
de este, que aunque muy deterioradas se podría reconocer a un hombre luchando
contra un león.
Otros, más aventurados,
dicen que este atlante representa a Hércules, famoso héroe de la mitología
griega, otros dicen que es Adán. o Noé.
Todavía más sorprendente es que algunos piensan que es el mismísimo San
Pantaleón, que en el saco llevaba los medicamentos para atender a los enfermos.
Yo particularmente me inclino por lo primero.
Los capiteles de las columnas del lado derecho vemos en el más
interior una escena compuesta por tres personajes sentados en sillas que
parecen monjes; el del centro sostiene un libro entre sus manos, el de la
izquierda parece que eleva una cruz y el del lado derecho aparece con otro
libro en la mano. El otro capitel más exterior presenta una barca con dos
personajes en su interior y otro fuera de la barca. Podría tratarse de la Pesca
Milagrosa, aunque algunos dicen que el personaje que está fuera de la barca
sería Jonás antes de ser devorado por la ballena.
En uno de los fustes de la
parte derecha de la portada se representa una ornamentación a base de zigzag y
las arquivoltas decoradas con baquetones y medias cañas son muy curiosas sobre
toda una interior en la que vemos varias figuras encerradas en el baquetón en
unos cuadros en que solo se les ve la cabeza y parte de las piernas.
Otra arquivolta se decora a base de una serie de tacos similar al ajedrezado y el guardapolvo lo hace con bolas encapuchadas.
Otra arquivolta se decora a base de una serie de tacos similar al ajedrezado y el guardapolvo lo hace con bolas encapuchadas.
Por encima de la portada se abre una ventana bastante abocinada por
medio de tres arquivoltas que apoyan en otras tantas columnas a cada lado que a
su vez sustentan los correspondientes capiteles, de los cuales, los de la
izquierda se decoran todos con motivos vegetales. En los de la parte derecha vemos en el más
interior un mascarón barbado, en el del centro motivos vegetales, mientras que
el exterior es más interesante, donde se representa el Pecado Original, con las
figuras de Adán y Eva.
El ábside está dividido verticalmente en tres calles por medio de
dos columnas que llegan hasta la cornisa que y que se coronan con un par de capiteles
de decoración vegetal de hojas lisas.
La calle central, como siempre es más ancha que las laterales, una de las
cuales está medio oculta por el añadido posterior.
En cada una de las calles se abre una ventana, la central de mayor
tamaño es bastante abocinada, pero ha perdido parte de los capiteles y de los
fustes. En el lado derecho falta el
fuste, al igual que el capitel interior, En los que quedan vemos dos leones
afrontados en el del centro y el más
externo, se decora con un entrelazo
vegetal. En el lado izquierdo se han
perdido todos los fustes y solo se conservan dos capiteles bastante
deteriorados
Las arquivoltas de baquetón
son lo mejor conservado de esta ventana y en las dos exteriores volvemos a ver
la enigmática decoración que vimos en la portada porque en los boceles volvemos
a encontrarnos con esa especie de
recuadros que dejan ver solamente las cabezas y las piernas de los personajes.
La arquivolta interior está decorada con una serie de bolas en el centro y
rodeada por lineas de sogueado. y por debajo como en una especie de pequeño
tímpano decorado con lóbulos.
La ventana sur del ábside es más sencilla, pero aun así podemos ver una buena arquivolta con motivos vegetales de entrelazo y geométricos, además de un tímpano muy deteriorado que no podemos decir la decoración que tenía. Apoya en un par de columnas de las que del lado derecho lleva el fuste extraordinariamente tallado., coronadas por capiteles donde a la izquierda vemos un personaje sentado y en el derecho un águila
de alas explayadas.
La otra ventana del lado norte está prácticamente oculta por el añadido de una nave posterior gótica, aun así podemos apreciar el arranque de las arquivoltas que delimitan un pequeño tímpano que es casi inaccesible y en el que podemos ver un animal fantástico muy raro, con cabeza de caballo, cuerpo de león y alas de ave.
En el muro sur de la nave vemos una ventana de similares
características a la central del ábside.
Se abre por medio de tres arquivoltas abocinadas decoradas con baquetón
y medias cañas la exterior; la del
centro con motivos vegetales de flores de ocho pétalos y entrelazo, y la
interior que parece hacer de tímpano tiene cinco cabezas humanas.
Descansan las arquivoltas
sobre jambas adosadas por columnas cilíndricas que sustentan tres capiteles a
cada lado. En los dos exteriores del
lado izquierdo volvemos a ver los mascarones, el más exterior representa a un
glouton que parece engullir el fuste de la columna, el central con otra cabeza
de larga melena y con la boca abierta, el interior es de motivos
vegetales. Los tres capiteles del lado
izquierdo también se adornan con diferentes motivos vegetales.
Aun podemos contemplar otra
ventana en este muro sur y se abre por medio de tres arquivoltas; la exterior
la componen las grandes dovelas sin decorar,
la interior lleva decoración vegetal de entrelazo y vemos en la clave
una cabeza muy sonriente de felino con las fauces abiertas. En el capitel interior de la izquierda
volvemos a ver la imagen del glouton y en el externo un motivo vegetal. Los de la derecha son similares, con motivos
vegetales y un rostro humano muy serio..
Vallejo de Mena * San Lorenzo
La iglesia de San Lorenzo se
ubica en la localidad de Vallejo, una pequeña localidad situada en el Valle de
Mena, en plenas Merindades de Burgos. Se puede considerar como un ejemplo
dentro del románico burgalés, tanto por la calidad de su arquitectura como por
su escultura.
En la actualidad la parroquia aunque está en tierras de
Burgos pertenece a la Diócesis de Santander. Fue declarada en el año 1931 Bien
de Interés Cultural y no hace muchos años sufrió una restauración para
amortiguar el deterioro.
Muy pocos datos tenemos de la fundación de esta iglesia, pero
parece que el templo perteneció a la Orden de San Juan de Jerusalén que
posteriormente se convertirá en la Orden de Malta y que fue una donación de
doña Endrequina de Mena, cuyo sarcófago se encuentra en el interior y en el
cual podemos leer la siguiente inscripción: “donna Endrequina de Mena dio esta
casa a Hierusalem”
El templo es un edificio de una sola nave, con presbiterio recto y
ábside semicircular, que se asientan sobre un zócalo. El ábside se divide en cinco calles o lienzos
por medio de grandes columnas adosadas que se convierten en triples hasta la
altura de los arcos de las ventanas.
Estas ventanas del ábside (cinco en total) poseen todas la misma
estructura, compuesta por arcos de medio punto con dos arquivoltas que descansan
en toscos capiteles decorados con rostros humanos, animales motivos vegetales,
además de sus correspondientes y columnas.
En el presbiterio podemos
ver otro par de ventanas que para mí, tienen bastante más calidad que las
absidiales. La que se encuentra en el
muro sur lleva un pequeño arco trilobulado rodeado por un bocel de medio punto.
La del otro costado se compone de un arco de medio punto con tres boceles.
Pero sin duda lo más interesante
de este ábside y presbiterio son los arcos ciegos apoyados en ménsulas que los
rodea en la parte superior y la gran cantidad de semicolumnas adosadas que recorren la
cabecera todas ellas coronadas con
magníficos capiteles decorados y la rica colección de capiteles y canecillos que recorren la cornisa de los muros y cabecera.
En la fachada meridional podemos ver en la parte superior, una sencilla
galería compuesta de arcos de medio
punto que no se sabe la utilidad que pudo tener. Algunos piensan que pudo ser
lugar de descanso para los numerosos peregrinos que hacían del camino de Santiago.
La portada abierta en este muro sur es bastante sencilla, compuesta
por un arco apuntado al que rodean tres arquivoltas decoradas con motivos vegetales
y alguno figurativo en donde podemos ver un personaje portando un incensario,
otro que aparece con un libro abierto en sus manos, una escena de juglares y
rostros humanos. Por encima corre un guardapolvo.
En el muro norte podemos ver la portada conocida como la “del
Perdón” que es la que utilizaban los peregrinos. Es bastante más sencilla que las otras dos,
pues solo tiene un sencillo arco apuntado con dos arquivoltas decoradas con
dientes de sierra, la más interior y con baquetones y escocias la
exterior. Los capiteles en los que
apoyan son también de motivos vegetales.
La portada del muro
occidental es la mejor de las tres con diferencia. Se abre mediante un arco apuntado rodeado de
cinco arquivoltas y coronado por una bella chambrana. En las dos arquivoltas exteriores
podemos ver una magnífica decoración escultórica figurada que es sin duda uno de los mejores
ejemplos del l bestiario románico.
Si nos fijamos con atención, podremos ver representados todo tipo de
animales reales y fantásticos, tales como aves, leones, arpías, esfinges o
grifos. También abundan las
representaciones, con figuras de caballeros, Adán y Eva en el Pecado Original, las Tres Marías, etc. Las dos siguientes se decoran con una
sucesión de arquillos y boceles y medias cañas.
El arco de ingreso está rodeado de puntas de diamante.
Estas arquivoltas apoyan en cuatro columnas a cada lado coronadas
por capiteles decorados con motivos vegetales como hojas lanceoladas o piñas
entre hojarasca, también vemos motivos geométricos, y dos con parejas de
arpías.
Cuando pasamos al interior podemos ver una amplia nave con
presbiterio recto y ábside semicircular, con cubierta de crucería, mientras que
el ábside se cubre con bóveda de horno.
En la calle central de ábside se abre una ventana abocinada compuesta de
arco de medio punto decorado con dos boceles que apoyan directamente sobre un
par de columnas helicoidales. A su lado
podemos ver otra ventana geminada de las mismas características, con dos arcos
de medio punto que apoyan en cuatro fustes en el centro.
En la nave podemos ver una rica colección de capiteles, de los que
uno resulta especialmente interesante pues muestra una pareja de animales
fantásticos conocidas como hidras con
siete cabezas cada una. Vemos también grifos alados enfrentados o la escena de
las Tres Marías ante el Sepulcro, la Pesca milagrosa, etc.
Por último, también merece
la pena contemplar la pila bautismal que se encuentra ubicada a los pies de la nave. Es de forma
semiesférica y descansa sobre una base
cilíndrica que queda por debajo del nivel del suelo de la nave. Su embocadura se decora con diversos motivos,
como flores de lis, la cruz de Malta, rostros humanos y motivos
geométricos. Aunque conserva las trazas
románicas creo que ya fue realizada a finales del siglo XIII.
Monasterio de San Juan de Ortega
Posiblemente este monasterio
de San Juan de Ortega sea uno de los puntos más emblemáticos del Camino de
Santiago, no en vano desde hace más de 800 años, por aquí pasan y se atienden a
los millares de peregrinos que van en busca de la catedral compostelana.
Lo fundó el propio San Juan de Ortega, que junto a otro santo,
Domingo de la Calzada se dedicaron a abrir los caminos para que los peregrinos
tuvieran más facilidades para atravesar los peligrosos Montes de Oca. En este
lugar construyó inicialmente un hospital, una botica y una iglesia y muy posiblemente
iniciase la reconstrucción del templo tal y como hoy ha llegado hasta nosotros.
Por tanto, nos encontramos en que la iglesia del Monasterio de San
Juan de Ortega sería una construcción de la segunda mitad del siglo XII. De
esta época sería la extraordinaria cabecera de tres ábsides y el transepto
construidos en muy buena sillería.
Hay una segunda fase que comenzaría a finales del siglo XV, donde
ya aparece el estilo tardogótico con el que se finalizaron las naves y la
fachada occidental en la que se abre una portada gótica de arco muy apuntado,
que se decora con arquivoltas ya de claro estilo ojival.
Una vez atravesada la puerta de acceso a la Iglesia casi lo primero
que podemos ver es el Baldaquino de San Juan de Ortega. Aunque este Baldaquino
está hecho en honor del santo en él no se encuentran sus restos. Es de estilo gótico isabelino del año 1464. Aparece tallado con distintas escenas que versan sobre
la vida y milagros del santo, como su viaje a Jerusalén, el milagro de los
panes, la resurrección de un peregrino, la cura de los ladrones que le robaban,
etc.
Los restos de San Juan de Ortega se encuentran en este otro sepulcro. Aquí es en donde fueron depositados sus restos, en un modesto y
sencillo sarcófago de piedra sin labrar.
En la cabecera de la iglesia vemos algo que
probablemente sea único en el románico castellano. Son los tres ventanales que se abren en el
centro del ábside que contienen cada uno, nada menos que diez arquivoltas en
degradación, entre los que se disponen gruesas columnas entregas que soportan
los nervios dela bóveda de horno.
Los ábsides laterales son bastante más bajos que el central y su
articulación mucho más sencilla. Sólo dos pequeñas aspilleras y unas impostas horizontales alteran los muros de los hemiciclos y bóvedas
de horno.
La nave tiene una gran riqueza en su escultura monumental, ya que
nada menos que 76 capiteles podemos contemplar en todo el edificio
interior. La inmensa mayoría son de
motivos vegetales muy elegantes pero hay que hacer especial mención a los seis
historiados que se reparten entre ellos.
El más interesante y famoso es el triple capitel del lado del
evangelio del arco triunfal del ábside, que representa el ciclo de la Natividad
completo; la Anunciación, la Visitación, el Nacimiento y el Anuncio a los
pastores. Este capitel es objeto de
admiración por un acontecimiento conocido como “Milagro de la Luz”, porque en
los equinoccios de primavera y otoño, justo a las cinco de la tarde, un rayo de
luz ilumina el capitel de la Anunciación.
En el ábside de la Epístola podemos ver el sepulcro de San Juan de
Ortega, que anteriormente se encontraba en la cripta, pero debido a una
inundación hubo que trasladarlo a su ubicación actual. Se puede considerar como
una joya del románico español.
Está completamente decorado con figuras y escenas, con relieves
elegantes, de original factura y cuidada labra.
Exteriormente, destaca la cabecera de tres ábsides semicirculares,
de los que el central es más ancho y alto que los laterales y también con una
más rica decoración, con un juego de columnas en las que apoyan arcos
superpuestos. Sin embargo los canecillos que sustentan los aleros no destacan
ni por su calidad, ni por su iconografía.
El Almiñé * San Nicolás
Iglesia de El Almiñé está ubicada en pleno Valle de Valdivielso,
muy cerca de la ermita de San Pedro de Tejada y es casi seguro que el mismo
taller de canteros trabajara en ambas iglesias.
Fue restaurada a finales del siglo pasado y lo que vemos en la
actualidad es un templo románico al que le fueron añadidas diferentes estancias
que le han desfigurado un poco.
De su antiguo origen románico conserva la nave y su extraordinaria
torre campanario, sin duda, una de las señas de identidad de la construcción.
En una primera reforma gótica sería sustituida su cabecera, añadida la capilla,
así como un husillo de acceso a la torre. Al exterior, a excepción de la citada
cabecera, son íntegramente románicos los muros norte, sur y occidental, en los
que se abren varios ventanales muy interesantes.
En el lado meridional, se abre una buena ventana compuesta por un
arco dovelado de medio punto ligeramente apuntado y con una arquivolta de
baquetón con puntas de diamante en la escocia.
Por encima un guardapolvo
ajedrezado que se extiende por el muro a la altura de los cimacios de la
ventana. Los capiteles llevan una sencilla decoración vegetal.
En el muro norte, tras la reforma del siglo pasado en que se
eliminó la capilla del baptisterio, quedó al descubierto una interesante
portada con arquivoltas de medio punto decoradas de la siguiente forma; la más
interior de sogueado, la segunda es una
escocia con tacos y estrellas y puntas
de diamante incrustados, la tercera es de baquetón y en la cuarta vuelve la
decoración sogueada. Se cubre con una
chambrana de ajedrezado.
Todo el conjunto descansa sobre cuatro columnas acodilladas,
dos a cada lado, coronadas por capiteles
muy simples de cestas vegetales. Los cimacios se decoran con motivo ajedrezado,
pero le falta parte del mismo, que seguramente la perdieron en la restauración.
La ventana más interesante la podemos ver en el muro occidental y
se compone de una arquivolta de arco doblado con una extraordinaria decoración.
Podemos ver, motivos geométricos como un ancho zigzag, palmetas, rombos,
dientes de sierra, etc. El guardapolvo se decora con palmetas inscritas en
círculos abiertos. Es muy interesante el minúsculo tímpano en el que se
tallaron tres rosetas de doce pétalos.
En los aleros de todos los muros podemos ver una interesante
colección de canecillos donde se representan diferentes motivos tanta animales,
como vegetales y figuras humanas. Algunos
de estos canecillos fueron reaprovechados en las cornisas de los ábsides
góticos. Las cornisas de los muros
perimetrales llevan decoración de sogueado, aunque en algunos tramos ya la han
perdido.
Quizá el elemento más interesante de la iglesia de El Almiñé sea su
torre campanario, que se asemeja bastante a su vecina de San Pedro de Tejada.
Se levanta sobre el falso crucero y es de planta cuadrangular en cuyos ángulos
se han colocado unas columnas que sujetan la cornisa.
En cada lado de la torre abren dos ventanas geminadas que apoyan en gruesos
fustes coronados por capiteles decorados tanto en las troneras como en las
semicolumnas adosadas. Todos estos
elementos la convierten en posiblemente una de las mejores torres románicas de
la provincia de Burgos y eso que la construcción del husillo para acceder a
ella modifica bastante la estilizada estampa románica original.
Por lo que respecta a los ocho capiteles que coronan las semicolumnas centrales, presentan la mayoría decoración de motivos vegetales, con hojas lisas, palmeadas, ramificadas y puntiagudas, aunque también podemos ver a leones atacando a una serpiente, alguna arpía y dos cuadrúpedos con cabezas monstruosas vomitando tallos.
Las dobles troneras están formadas
por arcos de medio punto que apoyan en cimacios achaflanados. Los capiteles la mayoría son de cestas lisas,
aunque también podemos ver parejas de arpías, hojas palmeadas, o toscos
helechos.
Cuando pasamos al interior vemos que el templo presenta una sola
nave de dos tramos y un falso crucero con
la cúpula que sustenta la torre. El espacio del falso crucero queda delimitado
por un arco fajón de medio punto doblado que descansa sobre columnillas
adosadas a una pilastra, y por el arco triunfal, de similares características y
animado con capiteles vegetales.
Merced a la restauración integral que en el templo se ha llevado a
efecto, y que aún no ha finalizado, la iglesia de San Nicolás ha recobrado la
belleza de otros tiempos. Todo el interior del templo ha conservado parte de su
pintura mural, la cual sería ya datable en época gótica.
Con este descubrimiento de
pinturas de época gótica a lo largo de las bóvedas y la cúpula, podemos
contemplar estas pinturas que han permanecido durante siglos ocultas por
sucesivas capas de cal.
En la cúpula del crucero aparecen unas largas cabezas de dragón de
color blanco y rojo que a modo de nervios parten de la clave central y en el
intradós de los arcos del crucero se representan zarcillos de vid con racimos.
En el muro occidental destaca una ventana abocinada con doble arquivolta con motivos de dientes de sierra cubierta por un guardapolvo ajedrezado, que apoyan en un par de columnillas que presentan capiteles decorados con aves.
En una de las estancias que tiene la nave se exponen unas
magníficas esculturas de madera que representan la Última Cena, en la que se
representa a Jesús con los doce Apóstoles.
Una escena curiosa es la de Judas escondido tras la mesa trata de robar
el pescado, una escena muy parecida la vemos en las enjutas de la portada de
San Pedro de Tejada.
Escalada * Santa María la Mayor
La iglesia parroquial de Santa María la Mayor de Escalada está ubicada en lo más alto del pueblo y aún conserva restos de su primitiva fábrica es de estilo románico. El origen de su construcción data de finales del siglo XII. Se compone de una única nave con espadaña a los pies que hoy en día se ha convertido en una torre.
Su elemento románico más destacado es su extraordinaria portada
abocinada, bajo un tejaroz soportado por canecillos con decoración animal,
cabezas humanas y motivos vegetales.
Se abre mediante un arco de medio punto y seis arquivoltas que apoyan
en jambas escalonadas, y seis pares de columnas acodilladas, sobre las que
vemos una imposta con perfil de nacela y listel soportada por una serie de capiteles.
Estos capiteles algunos están decorados con motivos vegetales,
animales y escenas de lucha. En el interior del lado izquierdo se puede
contemplar a dos felinos atacando a un cordero; también vemos un par de arpías,
un combate de guerreros con cota de malla y escudo.
Enfrente una lucha entre un
caballero se enfrenta a un dragón alado, así como otras dos arpías enfrentadas.
En la arquivolta interna de la portada podemos ver una representación de figuras humanas, muy deteriorados, que quizás representen a los
Ancianos del Apocalipsis, pues algunos aparecen portando instrumentos
musicales, como arpas, laudes, campanillas, etc.
La segunda arquivolta presenta un haz de tres boceles, la tercera, un baquetón entre dos filas de hojas, la cuarta
un bocel sogueado con tacos en la escocia, la quinta se decora con puntas de
diamante y en la última vemos una banda de motivos vegetales.
San Martín Obispo
Pino de Bureba
En las afueras del pueblo de Pino de Bureba, encontramos esta iglesia de San Martín Obispo, que es un templo de una sola nave dividida en tres tramos, y cabecera con presbiterio y ábside que es interiormente semicircular pero por el exterior se convierte en poligonal. Está construida en buena sillería y solo dos capillas en los muros norte y sur del presbiterio alteran su primitiva estructura.
La portada está enmarcada entre dos contrafuertes y se abre en el tramo central del muro sur. Está compuesta por tres arquivoltas decoradas con baquetones festoneados con semibezantes, cubiertas con un sencillo guardapolvo sin decorar.
Apean estas arquivoltas en jambas escalonadas con aristas de bocel en las que se asientan tres pares de columnas acodilladas. Sobre estas columnas apean los cimacios decorados con roleos y sus capiteles nos muestran una notable decoración vegetal, donde podemos ver hojas de acanto muy carnosas de puntas acogolladas, hojas lanceoladas y de palma.
En la calle central del ábside se abre una buena ventana con arco de medio punto y arquivoltas de baquetón que apoyan en cimacios vegetales de hojas de cinco pétalos envueltas en roleos. El guardapolvo se decora con puntas de diamante. Los dos capiteles de cada lado llevan una decoración vegetal muy estilizada.
La parte baja del ábside que no se ve completa se compone de arcos ciegos de medio punto, dos en la calle central y otros tantos en cada una de las laterales, que descansan en dos columnas cilíndricas de bastante espesor, que llevan capiteles muy desgastados y apoyan en basas. Faltan las columnas de varios arcos que han desaparecido, pero se ven algunos restos.
En los muros de la nave y sujetando la cornisa del ábside podemos ver una interesante serie de canecillos muy sencillos de una labra bastante tosca, en los que predominan motivos de animales y cabezas humanas.
Piérnigas * San Martín
La ermita de San Martín se encuentra a poco más de un kilómetro
del pueblo de Piérnigas, en plena campiña. Se llegaba por un mal camino de
piedras, hoy día reformado. Dar un paseo desde el pueblo merece la pena pues
disfrutas de unas vistas de extraordinaria belleza.
Esta ermita es una de las mejor conservadas de todo el románico
de la Bureba. El lugar donde se encuentra rodeada de viñedos y girasoles es una
buena experiencia para los que amamos la naturaleza.
Es un edificio de una sola nave y cabecera con amplio presbiterio
recto, ábside semicircular y portada abierta en la fachada occidental.
Construida en excelente sillería. Su origen podría remontarse cuando menos al
siglo XII.
Lo más destacable es la falta de decoración, ya que su portada y
los ventanales carecen de todo tipo de escultura, ni siquiera unos simples
capiteles o impostas y quizá esto sea lo que de cierto encanto a la ermita. Su único elemento ornamental es un pequeño rosetón
sobre la portada.
Debemos también destacar su gran espadaña que se levanta por encima de la cabecera y está compuesta por dos cuerpos separados por una imposta sencilla. En el primero se abren dos ventanales para acoger las campanas, de arco de medio punto dovelado y con chambrana. En el segundo piso se abren otros dos vamos sencillos también de medio punto, con arquivolta, pero en este caso con la chambrana muy erosionada o desaparecida.
Lo que sí parece es que, por sus características, podríamos
decir que nos encontramos ante un ejemplar único en la región. Detalle que, por
descontado, hace que una visita merezca realmente la pena.
San Clemente
de Huidobro
Esta bella iglesia de San Clemente de Huidobro conserva pocos elementos de la original fábrica románica del siglo XII, entre ellos destacaremos la cabecera, la portada abierta en el muro sur y una parte del tramo oeste de la nave; el resto de lo que vemos hoy se debe a la remodelación en las primeras décadas del siglo XVI.
Es de destacar también su notable portada compuesta por un arco de medio punto rodeado por cuatro arquivoltas que apoyan sobre las impostas de las jambas y en dos columnas acodilladas de fustes monolíticos.
En la parte izquierda de la portada vemos dos capiteles que están decorados, con dos ángeles el más exterior mientras que de la parte interna se decora con motivos vegetales de anchas hojas de puntas dobladas. Las columnas de la derecha, acogen dos capiteles y sus cestas se decoran con dos grifos afrontados el exterior y una sirena de dos colas entre dos seres masculinas con forma de pez en la cola, en el interior;
Las impostas son bastante sencillas, solo llevan un pequeño listel en la parte superior y un motivo vegetal, con tallo ondulado de hojas que surge de una cabecita de animal situada al principio en la esquina de una jamba.
Un guardapolvo de bocel sogueado protege las cuatro arquivoltas que componen la portada, decoradas; la primera al igual que el guardapolvo lleva un ancho bocel sogueado; en la segunda vemos un motivo de cordoncillos con botones en el interior; la tercera nos muestra un conjunto de flores cuatripétalas inscritas en rombos. Estas tres primeras arquivoltas están rematadas por una fina hilera de dientes de sierra. Y la cuarta y última se decora con grandes dientes de sierra.
Exteriormente el ábside decora con una cornisa de ajedrezado. Y se divide horizontalmente en dos cuerpos por medio de una imposta ajedrezada y verticalmente se articula en tres calles por medio de dos semicolumnas adosadas cuyos capiteles llegan hasta la cornisa, sustentada por una buena colección de canecillos, entre los que vemos un personaje tocando el rabel; un hombre sentado con un libro sobre sus rodillas; un acróbata; una máscara con cuernos; una liebre; un león; una cabra; y varios motivos vegetales.
Pero esta iglesia también tiene su lado oscuro y es que la belleza del templo se ensombrece cuando observamos su estado de ruina que desde el exterior es evidente, pues vemos un árbol crecer entre lo poco que queda del tejado, además la maleza cubre parcialmente la planta de la iglesia, por lo que nos encontramos en su interior, con tablones rotos y apolillados y algunos restos de maquinaria que demandan una restauración antes de que sea demasiado tarde.
Tímpano de El Vigo
La iglesia de San Pedro que hoy contemplamos es un moderno edificio con algunos elementos reutilizados de la original iglesia románica del siglo XII que se emplazaba a un poco más altura de la actual. Sólo el tímpano y unos pocos sillares se conservan en el nuevo templo.
Sin duda este tímpano se puede catalogar como de los más importantes que podemos encontrar en todo el románico de la provincia de Burgos. Está labrado en un solo bloque, pero dividido en dos espacios. Los relieves que podemos ver por todo el tímpano hacen referencia a la Pasión de Cristo.
En la zona inferior podemos ver la representación de Cristo portando en sus hombros la cruz camino del Calvario. Aparece con el torso desnudo flanqueado por dos soldados en la parte delantera, uno armado con lanza y escudo y el otro lleva unas tenazas y un martillo. Los de la parte de atrás llevan uno lanza y escudo y el otro, lanza y espada. Sigue un personaje con traje talar armado con una espada y una mujer con cara de aflicción.
En el arco superior del tímpano se representa un sepulcro recubierto con un lienzo y una cruz sobre él, rodeado por dos soldados que parecen haberse quedado dormidos, mientras que en los extremos vemos a la izquierda, un ángel con un libro en la mano y a la derecha una representación de la visita de las Tres Marías al sepulcro vacío de Cristo.
San Andrés de
Soto de Bureba
Esta iglesia de San Andrés de Soto de Bureba es una construcción románica en la que se aprecian dos épocas diferenciadas; una en las primeras décadas del siglo XII, que se correspondería con el ábside y una segunda etapa de mediados, según vemos en una inscripción en la parte superior de la arquivolta interna que dice; “En el nombre de nuestro señor Jesucristo. A esta iglesia la llaman de San Andrés. En la era de 1214. Este portal hicieron Pedro Egea y Juan Miguélez”.
Por lo tanto, como sabemos que a esta fecha hay que restarle 38 años para acoplarlo a nuestra era, nos da la fecha de 1176 como fecha de construcción. Pero hay quien asegura que su origen podría ser un viejo monasterio anterior, teniendo en cuenta algunos de los elementos reutilizados.
Posteriormente fueron añadidos diversos elementos, como una nave gótica en el muro norte y una sacristía de planta cuadrada en el presbiterio sur de la iglesia.
La portada principal está abierta en el muro sur, es espectacular y está repleta de símbolos mitológicos en donde podemos contemplar; sirenas, gallos con cabeza humana, animales fantásticos alados, guerreros, aves con cabeza de animal, cuadrúpedos alados, un unicornio con el cuerno debajo de la boca.
Entre las arquivoltas y la puerta de acceso vemos tallados once medallones que algunos los vinculan con el zodiaco. El guardapolvo que corona las arquivoltas se adorna con una banda de tallos ondulantes que encierran hojas rizadas.
Las arquivoltas descansan en tres columnas acodilladas y en unas placas esculpidas, las jambas. En los capiteles de la parte izquierda podemos ver, un mascarón y dos arpías afrontadas por la cola; un cuadrúpedo alado de cola erguida; y una cabeza humana rodeada de piñas.
Los de la parte izquierda se decoran con; motivo vegetal con hojas dobladas; y mascarones humanos. Y una sirena-pájaro masculina con las alas explayadas y una pareja de sirenas con torso desnudo y colas de pez.
Los de la parte izquierda se decoran con; motivo vegetal con hojas dobladas; y mascarones humanos. Y una sirena-pájaro masculina con las alas explayadas y una pareja de sirenas con torso desnudo y colas de pez.
En el ábside vemos una buena ventana con capiteles de bella factura, donde podemos ver una pareja de dragones alados afrontados; dos arpías de rostro humano, tocadas con una especie de bonete y sus alas replegadas. Los dragones muestran una especie de capucha que les cae sobre el pecho. Los cimacios se adornan con motivos vegetales de tallos ondulantes trepanados.
En los capiteles que sustentan la cornisa del ábside, en el correspondiente a la columna izquierda vemos dos sirenas-pájaro afrontadas dispuestas entre fondo vegetal de hojas muy carnosas. En el centro de la cesta se dispone el combate de dos caballeros armados con espadas y escudos mientras a la izquierda de éstos dos aves afrontadas que parecen águilas con las alas extendidas. En el otro lateral del capitel vemos un cuadrúpedo que parece sentado.
Nuestra Señora del Valle
Monasterio de Rodilla
Esta ermita se encuentra ubicada en las afueras del pueblo en un bello paraje. Construida en buena sillería caliza destaca al exterior por una torre sobre la cúpula y un husillo circular. Los muros se articulan verticalmente por varios contrafuertes que dividen el espacio mural y que llegan a la altura de la cornisa, que se decora con puntas de diamante.
El ábside por el exterior se organiza por medio de una triple arquería ciega con arcos de medio punto que se decoran con una doble hilera de ajedrezado, que descansa sobre cuatro pilastras con sus correspondientes capiteles que llegan hasta la base de las ventanas abiertas en cada una de las calles. Estas pequeñas ventanas son de medio punto y apoya sobre columnas acodilladas con unos sencillos capiteles.
El templo cuenta con dos portadas de acceso, siendo el principal el que abre en el lado septentrional de la nave. La otra puerta se abre en el muro occidental y ya parece mucho más tardía, además de estar parcialmente tapiada.
La portada del norte está colocada en un cuerpo ligeramente adelantado y se articula por medio de tres arquivoltas de arcos apuntados que se decoran; la exterior con un grueso baquetón y una fila de ajedrezado en la parte baja; la central tiene también decoración ajedrezada y de puntas de diamante y la interior, que apoya sobre una pilastra solo lleva decoración de puntas de diamante. Cubre el conjunto un guardapolvo abocelado decorado con ajedrezado jaqués.
Los cuatros capiteles que coronan las columnas llevan una decoración relativa al bestiario románico: como son los basiliscos y leones. Mucho más interesantes parecen las mochetas colocadas a la entrada de la puerta en las que podemos contemplar dos grandes cabezas de leones que aunque su estado de conservación no es el ideal son muy impactantes y expresivas.
Tanto el tejaroz de esta puerta como las cornisas de la nave y el ábside se decoran con unos canecillos muy atractivos por los motivos en ellos esculpidos. Entre ellos podemos apreciar; dragones, águilas, sirenas pez, cabezas de animal, leones, perros, cabezas humanas, músicos tocando instrumentos, un personaje con un martillo, un hombre desnudo, etc.
San Salvador de Escaño
El pasado sábado, volvimos a visitar las iglesias de Escaño y Butrera en las que ya habíamos estado varias veces, pero también tuvimos la oportunidad de conocer la iglesia de San Andrés de Escanduso que aunque habíamos pasado muchísimas veces a su lado, pues se encuentra justo al lado de la carretera, pero al ver que era tan minúscula no le habíamos dado importancia y no habíamos parado nunca. También fuimos a conocer la famosa iglesia de Bercedo de Montija en la que según nos cuentan tuvieron mucha influencia los maestros irlandeses, que parece ser que trabajaron en nuestra tierra en la ermita de San Román de Escalante.
La primera parada la hacemos en Escaño para visitar la pequeña iglesia románica. Es en el año 1088, cuando ya se tiene constancia del comienzo de la construcción de la iglesia por la existencia de un sillar incrustado en el muro norte, aunque particularmente no creo que esa fuera su ubicación original, ya que dicho sillar le vemos en una posición vertical cuando la inscripción se ve claramente que ha sido escrita en sentido horizontal. Dicha lápida está escrita en latín y en ella se puede leer.
OB HONOR(e) S(an)C(t)I SALVATORIS ET S(an)C(t)E MARIAE
EIUS GENITRICIS ET ALLORU (m) S (an) C (t) OR (u) M QUORU (m)
RELIQUIE HIC CONTINENTUR ALVARO ABBA (AECCLESIAM IN ER TXXVI.
Que traducido a nuestro castellano sería:” En honor de San Salvador y de Santa María su madre y de los restantes santos cuyas reliquias aquí se contienen. El Abad Álvaro comenzó esta iglesia en la era 1126. (año 1088), pues como sabemos hay que descontar 38 años para acoplarlo a nuestra era.
Esta iglesia es como la mayoría de las románicas burgalesas. Nave única, dividida en tres tramos y ábside semicircular carente de contrafuertes. Su construcción me parece un poco tosca, con pocos elementos decorativos y los sillares bastante mal aparejados. En el muro sur vemos una torre de planta ligeramente rectangular que consta de dos cuerpos, en uno de los cuales vemos arcos ciegos en cada uno de los lados de la torre.
La espadaña aunque románica parece un añadido posterior. Se completa el muro con una sacristía de época muy posterior, un husillo cilíndrico con escalera de caracol y a su lado se abre una sencilla puerta de arco de medio punto formada por nueve dovelas que descansan en dos pilares monolíticos. Tanto en el muro sur como en el norte, se abre una ventana a cada lado y en el ábside se apercibe lo que parece ser una ventana tapiada.
También podemos ver en el muro sur un óculo abocinado con tres círculos concéntricos, que está adornado con varios motivos florales. Sobre la antigua puerta de ingreso hay una ventana con restos de ajedrezado en el guardapolvo y en las fugas de imposta.
La puerta de acceso está abierta en el muro occidental y también muy simple y al igual que la anterior se abre por medio de dovelas, aunque aquí las vemos con una pequeña decoración en el exterior, con una tira de ajedrezado y cubiertas con un guardapolvo muy erosionado y parece que recompuesto pues se ven tres clases de decoración, a la izquierda entrelazos, en el centro un simple listel y a la derecha desaparecida. Descansa sobre pilastras coronadas por un cimacio ajedrezado.
El templo de San Salvador aún conserva casi todos los elementos románicos originales, aunque con algunas modificaciones, sobre todo después de las que sufrió tras el derrumbe de mediados del siglo XX. Con motivo de la última restauración se eliminaron elementos añadidos que desfiguraban el primitivo edificio. Todavía se conservan los canecillos exteriores, algunos de buena talla, tanto en los muros como en el ábside, la mayoría con motivos geométricos.
Cuando pasamos al interior de la nave podemos ver que todavía se conservan sus bóvedas originales, de horno en el ábside y de cañón en la nave, que está dividida en dos tramos por un arco fajón que apoya sobre pilastras. El arco que separa el falso crucero de la nave está apoyado en dos capiteles iconográficos, uno, con motivos vegetales y otro, vemos representadas varias figuras.
A la entrada del interior del templo y en el muro del Evangelio se conserva una buena pila románica aunque exenta de decoración. También junto al muro sur podemos ver una magnífica benditera con el pie decorado.
Santa María la Antigua
de Butrera
Continuamos camino hacia Butrera, donde no hacía mucho tiempo que habíamos estado, pero en aquella ocasión aunque ya habíamos hablado con el párroco para visitarla por el interior, la señora encargada de las llaves se encontraba de viaje por lo que nos fue imposible fotografiar el interior. En esta ocasión tuvimos más suerte.
Cuando llegamos se estaba oficiando la misa, así que al finalizar ésta nos dirigimos al cura y nos ofreció toda clase de facilidades para sacar cuantas fotos quisiéramos, pero que él no se podía quedar porque todavía tenía que decir otra misa por la mañana. De todas formas dejó a la encargada de las llaves y a otra señora para que nos atendieran.
El ábside exteriormente se levanta sobre un podio corrido y se articula en tres calles delimitadas por contrafuertes que llegan hasta el alero. Horizontalmente de divide en dos cuerpos por medio de una imposta decorada con un listel. En cada una de las calles del ábside se sitúa una ventana de las que la central parece que ha sido recrecida en época posterior y que han tenido que romper el arco de medio punto decorado con dientes de sierra.
Se abre esta ventana por medio de dos arquivoltas decoradas; la más interior, con diez cabezas humanas bajo una serie de serpientes entrelazadas y la exterior son solamente sillares achaflanados. Apoyan estas arquivoltas en una imposta lisa y más abajo tres parejas de semicolumnas acodilladas decoradas por seis capiteles, tres a cada lado.
Los de la parte izquierda muestran, el exterior una bestia de siete cabezas, el del centro un mascarón que parece engolar el fuste, y en el más interior una pareja de dragones afrontados
En el lado derecho los dos capiteles interiores llevan grabados sendos mascarones, uno barbado y otro enseñando los dientes mientras que en el exterior aparece una pequeña cabecita de animal entre volutas anilladas.
En las otras calles del ábside se abren otras dos ventanas ciegas de medio punto con guardapolvo decorado con entrelazo y con dos capiteles en los que vemos un león bastante deteriorado y el derecho bastante más interesante donde volvemos a ver la serie de tubos superpuestos que algunos llaman moçárabes. El tímpano se destrozó para insertar en él una extraña cabeza de fiera que a mi modo de ver no guarda ninguna relación con el resto de la decoración.
En la cornisa del ábside podemos ver un programa escultural de lo más atrayente y que llama la atención a cuantos lo contemplamos por la calidad de su labra y lo acertado de sus esquemas compositivos; los acantos. La lucha de Sansón y el león, el grifo, el pensador, las figuras humanas...
Nos trasladan a lo más notable de la escuela silense por su encanto y plasticidad. Es de destacar el capitel de la lucha de Sansón y el león, ya que en este canecillo vemos como Sansón clava su espada en el león, mientras que por regla general nos la suelen representar desquijarando a la fiera.
Por último, junto al pórtico de la entrada, aunque creo que recolocado por su desubicación han embutido un relieve bastante desgastado que representa la escena de Adán y Eva, con el Árbol y la serpiente.
Castrojeriz * Santa María del Manzano
Castrojeriz es uno de los más importantes hitos del Camino de Santiago
a su paso por la provincia de Burgos. Además
de los formidables monumentos como el Monasterio de San Antón y la iglesia de
San Juan, en las afueras de la villa podemos contemplar la antigua colegiata de
Santa María del Manzano.
Esta colegiata es el edificio religioso más antiguo de la villa Castrojeriz,
ya que su fundación data de finales del siglo IX que había una pequeña ermita y sobre ella se reconstruyo este hermoso templo en estilo románico
ojival en el año 1214
Por el exterior, a pesar de las muchísimas transformaciones que ha
sufrido, aún podemos contemplar la magnífica estampa que nos presenta su muro
occidental, en la que sobresale su gran portada abocinada por cinco arquivoltas
con molduras de baquetones y escocias, cobijada bajo un tejaroz que apoya en
ocho canecillos con escasa decoración de caveto y proa de nave.
Apoyan en cinco columnas a cada lado coronadas la mayoría con finos
motivos vegetales aunque también podemos ver algunos historiados que conservan
todavía la iconografía románica, donde se representan animales fantásticos, una
lucha entre un caballero y un dragón o a San Miguel alanceando al demonio.
Por encima de la portada se
abre un gran rosetón de estilo cisterciense que se envuelve en un círculo con
sus doce rayos que salen desde otro círculo lobulado interior. Es bastante sencillo como corresponde al
estilo cisterciense con escasa decoración en que fue construido.
En este muro occidental además se abren un par de ventanas muy
sencillas, a cada lado de los contrafuertes que sujetan la portada y en las
enjutas podemos ver una figura a cada lado, un ángel y María, que representan
la Anunciación.
En el muro sur también podemos ver otra buena portada del siglo
XIII. Se abre por medio de un arco
ligeramente apuntado al que rodean cinco arquivoltas y una chambrana decoradas
con baquetones y escocias que apoyan sobre cinco pares de columnillas sobre un alto
podio y que están coronadas de unos capiteles con decoración de motivos
vegetales y animalísticos.
Su interior ha conservado bastante mejor el estilo de la
construcción original. En él se guarda con devoción la imagen de la Virgen del
Manzano, una bella talla de piedra en estilo gótico, patrona de Castrojeriz. Vemos entronizada a la Virgen del Manzano de pie sujetando
al Niño Jesús con su brazo izquierdo y vestida con túnica azul. Se trata de una talla del siglo XIII, realizada
en piedra policromada.
Existe una leyenda que afirma que la imagen de la virgen que se
venera en el interior de la colegiata apareció dentro del tronco de un gran
manzano que se encontraba en un campo cercano a Castrojeriz. En principio para
a esta Virgen se construyó una pequeña ermita donde poder venerarla. Esta
ermita se convirtió siglos después en la colegiata que hoy vemos. La virgen del Manzano pronto adquirió fama de
milagrera por lo que sus prodigios fueron recogidos por Alfonso X el Sabio en
sus famosas cantigas.
Ademas en el interior podemos ver el magnífico Museo de Arte Sacro, en el que están expuestas diversas tallas y lienzos de famosos artistas, entre ellas se encuentran un magnífico Calvario, una talla de San Jerónimo y el retablo Santiago.Matamoros del siglo XVII.
Cerezo de Río Tirón
La portada como tal se compone de seis arquivoltas de medio punto con gruesos baquetones. La decoración se concentra en la segunda y la cuarta arquivolta. En la más segunda podemos ver una representación de los Ancianos del Apocalipsis con sus instrumentos musicales ya por desgracia muy deteriorados y apenas reconocibles y en la cuarta una serie de animales fantásticos.
Apoyan estas arquivoltas en jambas acodilladas por columnas que se coronan con capiteles decorados con motivos animales y vegetales y una imposta ricamente decorada con tallos ondulantes y brotes vegetales muy carnoso. No muy lejos de la portada vemos algunos capiteles que sin duda pertenecieron al arco triunfal y a alguna ventana.
Pese a su deterioro y mal estado de conservación, la talla de esta obra denota una gran calidad, vinculada a los mejores maestros de Silos. Hoy el pueblo de Cerezo de Río Tirón reclama la devolución de esta portada a su antiguo emplazamiento.
Las vicisitudes por las que ha tenido que pasar esta portada han sido múltiples pues en la segunda década del siglo XX fue víctima del expolio y rapiña por parte de los cazatesoros que habían comprado de manera secreta al arzobispado la portada y otros elementos de esta iglesia para trasladarlos a los Estados Unidos. Entre ellos los bajorrelieves de una Epifanía con la Adoración de los Magos que hoy se encuentran en un museo de Nueva York.
Castrillo de Solarana
* San Pedro
La iglesia de Castrillo de Solarana se ubica en lo más alto del
pueblo sobre un altozano llamado El Castro. Es una construcción de origen románico de los años finales del siglo XII y comienzos
del XIII. Con posterioridad se amplió la cubierta, la torre y la sacristía.
Todavía se conservan en esta iglesia de su época románica; el
ábside y la portada abierta en el muro meridional, además de una hendidura en
la pared tapada tras la torre.
El ábside por el exterior es una verdadera joya románica por ser único en su estilo con doble arcada superpuesta que lo recorre por su exterior. Está considerado como uno de los más originales ábsides de todo el románico castellano, aunque su estilo ya sea de un románico tardío.
En la arquería inferior vemos que sus arcos muestran un perfil bastante apuntado que apoyan en dobles columnas de fuste monolítico y con una moldura de dientes de sierra. Sus capiteles se decoran con distintos motivos vegetales, como racimos, pero también podemos ver algunos animalísticos.
En la arcada superior ya se denota cierto sabor gótico en sus arcos
trilobulados. Son más altas que las
inferiores y sus capiteles vegetales apoyan en simples columnas que llegan
hasta la cornisa. Lo extraño de este ábside es que carece de canecillos y que
muy probablemente tuviera en origen.
La puerta meridional, por desgracia hoy está cegada al utilizarse esta
ala de la nave como cementerio. Es un
bello ejemplar románico que podemos contemplar bajo un tejaroz sustentado con
canecillos de proa de nave y geométricos, que a mi no me parecen los originales.
Se abre mediante tres arquivoltas de medio
punto decoradas con baquetones y escocias, entrelazos, bezantes y puntas de
diamante.
La cubre un guardapolvo con una sucesión de arquillos lobulados y
apoyan las arquivoltas en tres pares de columnas coronadas por capiteles
decorados con animales fantásticos y mitológicos, como grifos, arpías etc. y
otros con motivos vegetales.
La torre cuadrada fue reconstruida en el siglo XVI a partir de otra anterior de estilo románico,
lleva dos troneras en cada uno de sus cuatro lados, pero ya es una construcción
que denota casi el estilo renacentista, en la que destacan una serie de
pináculos y gárgolas que no tienen nada que ver con el románico.
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